En alguna ocasión, a todos nos ha pasado que ante una preocupación, malestar o simplemente por aburrimiento, nos hemos refugiado en la comida. Sin embargo, la situación actual de alerta sanitaria y el confinamiento por el que pasamos ante la pandemia generada por el coronavirus (COVID-19) constituye un gran evento estresante para la mayoría de las personas. Esta situación de incertidumbre genera síntomas de ansiedad y depresión que pueden ser el precursor de un aumento en la ingesta alimentaria y trastornos de la alimentación. Siendo necesario en muchos casos contactar con un psicólogo para comenzar una terapia online.
Si os encontráis reflejados en esta situación y veis cómo vuestros hábitos de alimentación se están viendo mermados estos días, habéis aumentado la ingesta de productos hipercalóricos, procesados, etc., o en ocasiones, la ansiedad o la tristeza que os invade durante el confinamiento os ha conducido a atracones, continúa leyendo este post. Estas recomendaciones te pueden servir de utilidad para manejar dicha situación, iniciar unos hábitos alimentarios saludables, prevenir una ingesta inadecuada y/o compulsiva y evitar consecuencias sobre nuestro bienestar físico y psicológico que estos hábitos pueden generar.
La conducta de comer está controlada e influenciada por múltiples factores, por un lado, por estímulos internos (contracciones y sonidos gástricos, sensación de hambre y apetito, etc.) así como por estímulos externos (horarios, visión de la comida, lugar donde se come, etc.), mantenida e influenciada por el aprendizaje y por nuestro estilo de vida. El estado de ánimo, el estrés, la ansiedad y las preocupaciones juegan un papel crítico en la elección de nuestros alimentos. Por tanto, comer por causas emocionales significa que comemos por razones diferentes a tener hambre. “Ponerse a dieta” no funcionará para romper el ciclo emociones – comida – emociones. Es necesario que aprendas a enfrentar tus sentimientos sin recurrir a la comida. El primer paso es aceptar que estás comiendo para alimentar tus emociones y no tu estómago.